La inconsistencia en los límites que ponemos a nuestros hijos es el caldo de cultivo perfecto para que no adquieran hábitos, al no considerar que lo que dicen los padres es consistente y se puede siempre “estirar un poco más de la cuerda” para que los progenitores terminen cediendo.
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El modelado y moldeado de conducta son técnicas utilizadas en terapia infantil para lograr modificaciones de hábitos o adquisición de habilidades en los más pequeños
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El Psicólogo infantil requiere la colaboración de los padres como coterapeutas para implementar cambios en sus hijos y ayudarles a seguir durante la semana el proceso terapéutico
Leer másLOS CELOS ENTRE HERMANOS
Los celos son un estado afectivo en el que el niño tiene miedo a perder el cariño y la atención de alguien querido. El niño celoso comienza a tener conductas disruptivas con el afán de mantener la atención y el cariño de los adultos.
CAUSAS DE LOS CELOS INFANTILES
La rivalidad entre los hermanos es una situación normal e inherente al ser humano, en el que los niños "compiten" por el cariño y atención de sus progenitores, sin embargo, hay situaciones que escapan de la normalidad. Las causas de los celos manifiestos entre hermanos pueden ser:
Privilegios a uno de los hermanos: A veces se le conceden al hermano mayor y ocasionan celos en el menor. En otras ocasiones la aparición de un hermanito hace que el mayor sienta que ya no le prestan toda la atención y que hay que organizar la vida familiar a expensas del horario del pequeño, lo que le provoca frustración. Los hermanos que ocupan un lugar intermedio suelen ser más independientes, y buscar amistades y fuentes de afecto fuera del núcleo familiar.
Momento evolutivo del hijo: si aparece un nuevo hermano cuando el anterior no ha superado la fase de apego a la madre, probablemente comience una etapa de exigencia de atención constante.
La preferencia de los padres hacia un nuevo hijo de sexo diferente
Las características distintivas de los hermanos: hay dificultades físicas, intelectuales o de personalidad que pueden suponer que los padres se vuelquen en ese niño, con lo que el otro hijo puede sentir que no valoran suficientemente sus esfuerzos (colegio, deportes, comportamiento), halagando siempre al hermano "que todo lo hace bien" También hay niños más "llevaderos", con lo que el hermano más conflictivo incrementará aún más su carácter oposicionista al considerarse injustamente tratado.
El nivel de sensibilidad de los hijos: hay niños más sensibles, más necesitados de afecto o con mayor dependencia de los padres que sufren con el "reparto" de cariño
CÓMO SE MANIFIESTAN LOS CELOS EN LOS NIÑOS
Algunos comportamientos frecuentes son:
Rivalidad abierta que se manifiesta de forma verbal ("quiero que te lleves al hermanito")
Actuaciones agresivas hacia el bebe: de la palabra se pasa a la acción
Hostilidad hacia la madre, con oposición frontal y conductas de rechazo
Hostilidad hacia sí mismo
Regresar a comportamientos infantiles
Signos de infelicidad o de frustración, con lloro frecuente, momentos de tristeza
Negativismo
Escaso apetito
Sueño irregular
Cambios de estado de ánimo
En casos extremos pueden aparecer vómitos, mareos, terrores nocturnos, insomnio, etc
Conductas desafiantes
En todos los casos el niño celoso se siente celoso de su conducta.
CÓMO AYUDAR AL NIÑO QUE TIENE CELOS DE SU HERMANO RECIÉN NACIDO
Estos son algunos consejos para ayudar al "Príncipe Destronado" antes de la llegada del hermano:
Preparar al niño diciéndole que se le va a querer igual y que no perderá ningún privilegio
Leer cuentos o historias sobre la llegada de un hermanito en el que se incida en el aspecto positivo
Trabajar sobre el control de emociones
Mostrarle fotos de cuando él era bebe, contarle las atenciones que se le prestaban
Hacerle partícipe en la preparación de la llegada del nuevo hermanito
No hacer grandes cambios (cambiarle de habitación, tirarle juguetes para hacer sitio)
Consejos una vez que haya llegado su hermano:
Respetar las rutinas que se tenían, llevarle a las mismas actividades de ocio o deporte
Aumentar las muestras de afecto, valorar todo lo que haga
Buscar momentos para pasarlos a solas con él
Advertir a los familiares de que eviten expresiones que puedan herirle ("ahora vais a tener que compartir")
Fomentar la relación con su hermano, darle pequeñas responsabilidades
Hacer alusión a las ventajas de tener un hermanito ("cuando crezca un poco podréis jugar juntos")
Evita frases que recriminen sus acciones respecto al pequeño
Estimular con expresiones positivas todo acercamiento
Involucrare en el cuidado del pequeño
ACTITUDES DE LOS PADRES PARA EVITAR LA APARICIÓN DE LOS CELOS
Evitar gritos y descalificaciones
No mostrar atención y dedicación excesiva hacia uno de los niños en concreto
Evitar los privilegios de uno de los niños frente a los otros
Se deben evitar las comparaciones
Premiar al "chivato"
Comentar con vecinos, amigos y familiares las cualidades de uno de los niños
Trato irónico respecto a conductas inadecuadas
Presionar al mayor para que tome responsabilidades en el cuidado del pequeño
Fomentar la competitividad entre hermanos
Tomar en cuenta conductas propias de bebé (impropias para su edad)
Respecto a las conductas positivas de los padres:
Fomentar la cooperación entre hermanos
Observar y reflexionar sobre las conductas celosas sin reaccionar de forma exagerada
Tratar con afecto y atención frecuente a los niños
Favorecer el juego con todos los hijos
Promover un clima de sosiego y tranquilidad
Analizar las posibles causas de los celos para poder rectificar nuestra conducta
Educar a los niños en el control de emociones y resistencia a la frustración
Conseguir establecer rutinas y disciplinas sin cambios de criterio
Respetar el espacio de juego e intimidad de cada hijo
Dar responsabilidades y privilegios según la edad
Valorar a los hijos tras la realización de las tareas asignadas
Resaltar la importancia de tener hermanos y la felicidad que conlleva
Dar afecto sin distinción de edad
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CUANDO LOS HIJOS NOS CULPAN DEL DIVORCIO
Es frecuente encontrar en consulta a padres o madres alarmados porque sus hijos, tras un divorcio, mantienen una conducta hostil hacia el progenitor que ostenta la custodia.
Esta situación produce una gran preocupación en el padre/madre, que se sienten culpables y tienden a adoptar una posición de complacencia ante el hijo pensando que así le volverá a aceptar.
Las conductas hostiles, agresivas, oposicionistas o de claro reproche hacia el progenitor, culpabilizándole de la situación, hay que comprenderla dentro del contexto de maduración del niño, de cómo interpreta la realidad de un divorcio.
Un niño, cuando sus padres se divorcian ven que su mundo infantil se derrumba: para ellos la situación normal e idílica es que "papá y mamá" estén juntos y a su lado, y el cambio de situación les produce un gran dolor y sentimientos de inseguridad.
Es normal que vean a la persona con la que se quedan como la fuerte, y aquella que tiene que abandonar el hogar, como la débil y desprotegida. Ante esta situación, es normal que cierren filas con el que se ha ido, en un intento (infantil, evidentemente) de darles ellos mismos protección.
Los niños no pueden expresar sus emociones y sentimientos con un discurso coherente, y por ello utilizan las únicas armas que dominan: su conducta. La forma de expresar dolor y frustración es el mal comportamiento, una forma de expresar su malestar, a veces con la idea de que conseguirán volver a unir a sus padres, otras veces para que ellos mismos se sientan mal.
Ante esta situación tan complicada (se une el problema emocional propio de la ruptura con la mala conducta del hijo), los padres se pueden sentir sobrepasados.
Es importante, como primer punto analizar la situación: un niño con mala conducta, si esta se está produciendo en un contexto de crisis familiar, es un niño que está expresando su frustración, y sobre ello hay que trabajar, considerando el mal comportamiento una válvula de escape.
Es necesario eliminar cualquier conducta que suponga un incremento de la ansiedad y el dolor del niño: el progenitor que no está con el hijo JAMÁS debe mostrar su dolor delante del niño, básicamente porque no le llega el mensaje de "cuanto te quiero y cómo sufro", sino "tu padre sufre y tu, como eres un niño, no puedes ayudarme". No se está "castigando" al otro progenitor: se está haciendo sufrir al niño.
El padre/madre que ostenta la custodia tampoco debe sentirse una víctima del odio de su hijo: nos movemos en clave: adulto-niño, no nos podemos poner a su altura. La comprensión del problema con una cierta madurez, nos ayudará a darle al niño la seguridad, protección, amor y a liberarle de los miedos o los sentimientos de culpa.
Es importante que los padres ante una situación de divorcio, y a pesar de sus diferencias individuales, actúen como personas adultas, maduras y responsables. Nada más nocivo para un niño que verse inmerso en las luchas entre mayores, incluso si uno de los padres persevera en esa actitud, el otro no debe entrar en esa guerra: hay que mantener una actitud firme, y saber que a pesar del rechazo inicial del niño, la vida "pone a cada uno en su sitio", y la actitud de "querer a un hijo sin esperar nada a cambio" siempre da frutos positivos, aunque no precisamente a corto plazo.
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SI TU HIJO NO SABE LO QUE ES UNA LUCIÉRNAGA: VAMOS MAL
La sociedad actual arrastra a los niños hacia un ocio tecnológico en el que les queda poco tiempo para “ser niños”, con el peligro que supone para el futuro no haber pasado esta etapa.
Leer másEDUCAR "A LA CARTA"
Cuando tenemos hijos normalmente establecemos un "plan de ruta" de cómo debe ser la crianza de los niños: lo que vamos a admitir, lo que no, cómo vamos a responder a sus demandas o a sus rabietas.
En principio el plan es único y...perfecto. Todos queremos ser los mejores padres y criar niños sociables, estudiosos, respetuosos, brillantes...pero la realidad a veces es tozuda: no contamos con el factor de la personalidad de cada niño, y ciertas cosas que atribuimos a nuestro modelo de enseñanza funcionan con unos a la perfección y con otros no hay manera.
Un ejemplo: una madre viene a consulta con unos niveles de ansiedad altísimos: intenta por todos los medios "ser una buena madre", pero al final del día ya ha soltado cuatro gritos y amenazado con castigar a los niños como 12 veces. Cierto es que la madre tiene motivos para estar de los nervios: divorciada y con gemelos monocigóticos (idénticos) de 5 años.
No comprende como pone unas normas y uno las cumple y otro no, por qué uno es más cariñoso y el otro no para de chinchar, cómo es imposible que una simple comida se desarrolle sin altercados.
El problema está en administrar los mismos refuerzos positivos y negativos (premios y castigos) a los niños sin tener en cuenta sus circunstancias de personalidad, sus motivaciones personales o la forma de ir modelando su conducta de forma individual.
Que sean gemelos y fenotípicamente sean iguales no significa que su carácter sea el mismo. Tal vez uno atienda mejor al refuerzo positivo (alabanza) y otro tenga que necesitar técnicas más aversivas como el tiempo fuera para ir adaptándose a las normas de la casa. No son iguales y no hay que actuar de la misma forma con ellos, ni exigirles lo mismo, ni, especialmente, compararles. (La comparación produce envidias entre los hermanos).
En todas las casas en las que hay varios niños nos encontramos con el responsable y estudioso (que suele ser el mayor), y el pequeño: divertido, activo, tramposillo y creativo. Si hay un mediano suele quedar desdibujado por las características más salientes de sus hermanos. Y ahí estamos los padres: dispuestos a lanzar por nuestra boquita inmensa delante de las amistades lo maravilloso que es el mayor y lo trasto que es el pequeño. No nos paramos a pensar que con el mayor sí hemos intentado adaptar nuestra forma de educarle a sus propias necesidades, y que probablemente haya sido un niño mucho más estimulado con canciones, juegos, etc, y con el resto hemos aplicado el mismo patrón y pensamos que no obtener el mismo resultado obedece al niño, cuando en realidad es nuestra falta de flexibidad para atender las necesidades especiales de cada hijo.
Prueba a analizar a cada hijo: el tranquilo, el viciosillo de la tablet, el que berrea para no ducharse e intenta darle a cada uno su tiempo, adáptate a lo que el niño necesita de ti, ya que tú eres su primer patrón de conducta, y de ti va a recibir la base de lo que después aflorará de mayor, ya que los niños aprenden por modelado de sus padres.
Y especialmente, si tienes gemelos no caigas en pensar que tienes un niño "repe" y lo que vale para uno vale para el otro, porque habitualmente lo que demandarán de los padres es un trato más individualizado y acorde con su propia personalidad.
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ENSEÑA A TU HIJO A JUGAR: EVITA LA ADICCION TECNOLOGICA
Los niños necesitan jugar como parte de su formación en la vida. La adicción tecnológica les priva de aprendizajes necesarios para el futuro
Leer más¿EDUCAMOS A NUESTROS HIJOS O ESPERAMOS QUE OTROS LO HAGAN?
Los padres tienen que ocuparse de la educación de los hijos de forma activa. Ni los profesores ni la sociedad son los responsables de sus hijos. No se puede delegar en otros aquello que resulta cansado pero necesario
Leer másMINDFULNESS EN EL COLEGIO: ESTA SÍ QUE SERÍA UNA BUENA ACTIVIDAD
Mindfulness o conciencia plena, es una técnica empleada para conseguir que la persona tome conciencia plena de sus emociones y pueda gestionarlos de forma adecuada, aceptando la experiencia sin juzgarla ni rechazarlas, simplemente vivenciándola.
Sus raíces están en la meditación, y actualmente se utiliza ampliamente dentro de la terapia psicológica y también como programa dentro de terapias alternativas de profundización en el propio yo y autoconocimiento de la persona como forma de control y gestión de emociones.
Para los niños es una herramienta fundamental para "parar en este mundo de locos" y saber realizar una introspección para poder gestionar las emociones más allá del enfado, la tristeza o sentimientos de inferioridad que se quedan "flotando" en su interior, sin conseguir identificarlos, y por consiguiente, no poder manejarlos.
Actualmente en España muchos centros han incorporado el mindfulness dentro de su programa escolar con excelentes resultados.
No obstante, hay una parte importante sobre la que deberíamos reflexionar: la ayuda al niño en la práctica de mindfulness no debe limitarse al horario escolar, debería ser habitual dentro del núcleo familiar, ya que si los padres no comprenden la técnica, su finalidad y no guían al niño a través del proceso, es frecuente que el niño no lo incorpore a su día a día, resultando su beneficio más limitado de lo que debería resultar.
Llevamos a nuestros niños a multitud de actividades, les exigimos resultados en varios campos, y somos los que "vamos y venimos", pero es necesario también involucrarnos en algo que puede resultar muy beneficioso para cualquier persona. De hecho, el inicio de la práctica de mindfulness estaba circunscrito a adultos, para posteriormente aplicarlo a niños.
La incorporación de unos minutos de práctica de mindfulness dentro de la vida cotidiana de la familia puede resultar beneficiosa para todos sus miembros, y ayudar a los niños dentro de un proceso de crecimiento con mejor autoestima al conocerse, aceptarse y saber manejar sus emociones sin miedo a la incontrolabilidad.
BENEFICIOS DEL MINDFULNESS EN NIÑOS
1) Control de la impulsividad: Como ya hemos comentado en alguna ocasión, el control de la impulsividad o la ira en niños puede entrenarse desde pequeños, el mindfulness les ayudaría como una técnica potenciadora dentro de un programa que implique otras variables personales (socioafectivas, de personalidad, etc) en el control de esa impulsividad.
2) Mejora de la concentración: Al ayudar al niño en un proceso de práctica de introspección y toma de contacto con sus emociones, iniciándole en la meditación.
3) Sentir y experimentar mayores niveles de bienestar. Sentirse mejor, más sereno y calmado: El hecho de aprender a conocer y gestionar sus emociones como algo propio y no incontrolable, potencia la sensación de satisfacción personal en su relación con otros niños y con el medio.
4) Potencia la memoria: al mejorar la concentración y la focalización en los procesos internos
5) Mejora de la salud: especialmente el sistema inmune, al experimentar menores niveles de ansiedad
6) Mayor autocontrol: al aprender a conocerse uno mejor, conocer sus emociones y las respuestas conductuales a estar emociones.
7) Aprender a relajarse: Si sabemos que el mindfulness mejora la concentración, aumenta el bienestar, potencia el autocontrol y reduce el estrés; en conjunto, todo ello puede desembocar en una buena introducción a la meditación , tanto en niños como en adultos.
8) Mejora de las relaciones con su entorno
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EDUCACIÓN INFANTIL: EMPIEZA A INTRODUCIR CAMBIOS DE CARA AL VERANO
Está terminando el curso y muchos padres lo esperan como agua de mayo, tras pasar un invierno de pesadilla con falta de tiempo, sobrecarga de actividades, dificultades con los niños, cansancio acumulado, etc.
Tendemos a pensar que el verano va a ser una época de recuperación y tranquilidad, ya no hay deberes y los tiempos son más relajados. Pero claro, ese relax nos hace olvidar todos aquellos días duros de desesperación porque parecía que nada fluía, que pasar el curso escolar era una cuestión de supervivencia.
Este es el momento de mirar atrás y hacer un ejercicio de introspección, ver hasta qué punto las cosas podrían haber sido más fáciles.
En consulta la mayoría de la padre se queja de los siguientes problemas con los niños:
Sobrecarga de deberes
Los niños no atienden las normas de casa
Problemas en el colegio (disputas)
Cansancio porque los niños no paran
Niños que duermen poco
Sobrecarga de deberes
Completamente de acuerdo. Los niños llevan a veces demasiada tarea para casa, y ya, si van a un colegio bilingüe y los padres no saben inglés, puede ser el peor de los horrores.
Lo primero que debemos averiguar es si los niños disponen de tiempo en el colegio para hacer las tareas y son aquellas que no han realizado en clase las que llevan para casa (es bastante frecuente). En ese caso es necesario que el niño comprenda que el tiempo que le han dado y lo ha dedicado a hacer el payaso o vaguear le quita tiempo de ocio al llegar a casa, que es su responsabilidad.
Es necesario establecer el momento en que van a realizar los deberes, mejor que antes de jugar. Deben hacerlos en un sitio fijo, preferiblemente en su habitación, con una mesa despejada y buena iluminación. Lo ideal es que los niños saquen todas las tareas para realizar y procuren hacerlos solos, sin distracciones, sin levantarse cuarenta veces, y que sólo sea para dudas o tomarles la lección cuando les pregunten a los padres.
Jamás deben hacer los deberes a sus hijos: no se esforzarán ni el maestro sabrá dónde están las dificultades del alumno.
A este respecto hay que llamar la atención sobre las actividades extraescolares. Tenemos que considerar que los niños no deben tener el día sobrecargado, la práctica de un deporte, una actividad musical o un refuerzo en materias que le resultan complicadas ya de por si pueden ser una sobrecarga total. Evitemos llenar las tardes de nuestros hijos, de forma que terminen su jornada en muchos casos cerca de las 8 de la tarde, momento en el que se ponen con los deberes. El niño debe tener tiempo para un ocio relajado (y si es posible no con la consola o el móvil).
Los niños no atienden las normas en casa
Cuando decimos: “se lo tengo que repetir cincuenta veces”: alarma. Los niños suelen tener el oído fino, y oír oyen a la primera, responder a veces es sólo al grito. No nacen así de serie, el número de veces que le tenemos que repetir las cosas guarda consonancia con las veces que les hemos llamado, no han contestado y en ese momento nos hemos levantado he ido a que obedecieran.
Cuando se repiten las cosas se acaba gritando, y ya tenemos el drama diario. El niño no obedece porque le pedimos cosas que les rompen la diversión, y eso a nadie le apetece, pero a veces es necesario saber que si se le dice a la ducha, el pijama, a cenar, es algo que tiene que realizar al momento, con el tiempo justo para recoger con lo que está jugando.
Esto es un pequeño reto porque al principio es cansado para los padres. Establecer esta rutina supone decir algo al niño, esperar el tiempo prudencial, levantarse, quitarle aquello con lo que está jugando y llevarle. Por supuesto requiere una explicación previa: una explicación previa no es una explicación diaria. En el momento que sepa que “la cosa va en serio” y que se juegan que les apaguen la consola a media partida aprenderán la consecuencia aversiva de no obedecer.
Se necesita constancia y no cambiar nunca una decisión, de esta manera la conducta disruptiva se mantiene porque las consecuencias son aleatorias.
Disputas en el colegio
Nada mas desagradable que una llamada del colegio diciendo que el niño está castigado por pelearse. Lo normal es que el niño diga que él no tuvo la culpa (yo lo hacía, por lo menos), Una disputa es normal, no es un drama, pero requiere tomárselo en serio. Puede ser que el niño no tenga la culpa y haya sido víctima de un “matoncito”. Habrá que explicarle que si vuelve a ocurrir debe avisar a la profesora, que eso no es ser chivato en absoluto. En caso de que haya sido una pelea entre iguales, explicarles claramente que no vais a consentir la agresión como forma de solucionar un problema, ofreciéndoles alternativas para solucionar las diferencias con sus compañeros.
Explicarles desde el principio que el colegio es un lugar de aprendizaje, pero tambien de compartir juegos con otros niños, que los enfados puntuales son normales dentro de una convivencia, pero que los pequeños problemas se deben solucionar porque es mejor disfrutar de unas buenas relaciones con los compañeros.
Hablar, y hablar, escucharles, expresar vuestra comprensión y convertiros en sus consejeros para dar soluciones diplomáticas a las pequeñas disputas en el cole.
Cansancio porque los niños no paran
Hay niños más movidos que otros. Pero desde luego, hay adultos que tampoco se paran mucho a buscar soluciones. Los niños movidos necesitan actividad física, actividades deportivas y un ritmo que al llegar a casa vaya bajando de intensidad.
Los niños que se suben a los sillones, que juegan al balón en el salón o que están hasta las 11 dando la lata, no son más movidos que otros niños, simplemente hay niños que sus padres se paran a manejarles, que saben llevarles, que cuando empiezan a subirse a la parra no permiten que el nivel de excitación se dispare y les proponen otra actividad o les entretienen.
Exceptuando los niños hiperactivos (menos de los que nos imaginamos) la mayoría de los problemas de niños “que no paran” se basan en padres que se han rendido y no han hecho valer su condición de adultos. Ser adulto no es ser un ogro, es tener sentido común, y ante todo, tener la paciencia para dedicar el suficiente tiempo a los niños para ponerles unas pautas de conducta (si has conseguido que tu hijo no meta los dedos en el enchufe, también puedes conseguir que no salte en el sillón).
Cuando el niño aprende a ser lo que viene siendo un niño (no un mueble ni un salvaje), normalmente tiene una actitud más relajada. El conocimiento de las normas les proporciona seguridad y unos patrones de conducta más estables.
Niños que duermen poco
Es cierto que hay niños que ya de bebés duermen poco, pero sinceramente, el problema que tratamos aquí es más el de los niños que parece que se van preparando para ser los reyes del after en cuanto tengan edad. Pululan por la casa a las 11, a las 12, a la 1, a pesar de tener colegio al día siguiente.
Hay técnicas para conseguir que los niños se vayan a la cama a su hora. Se necesita paciencia, establecer las reglas, no ablandarse y aguantar al menos una semana de llantos desgarradores, que es lo que les suele llevar darse por vencidos. Empezarán poniéndose como locos, pero es más rentable llevar de la mano al niño cuarenta veces a la cama y oír su serenata desgarradora durante cuatro horas por día durante una semana, sabiendo que al final de esta pesadilla vendrán tiempos de recuperar el ser humano adulto que hay dentro de vosotros. También necesitáis tiempo de intimidad con vuestra pareja, de silencio, de paz leyendo un libro (sé que suena bonito).
En definitiva, ahora que va acabando el curso, pensad que muchos de los problemas a los que os habéis venido enfrentando son subsanables. Trabajar problemas concretos con técnicas de modificación de conducta puede ser beneficioso para vuestros nervios y para el niño en muchísimos aspectos (reducir su nerviosismo, centrarle, disminuir las situaciones enrarecidas en el ámbito familiar).
Tener un niño es amarle pero también educarle. Lo primero no cuesta trabajo, para lo segundo se necesita firmeza y tener las ideas muy claras. El beneficio a nivel familiar es extraordinario, y es una manera de disfrutar de la infancia del niño y acompañarle de verdad en su camino.
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¿ESTAMOS PREPARADOS PARA LAS NUEVAS GENERACIONES?
Cada generación tiene características comunes que hacen avanzar a la sociedad, y producen cambios a todos los niveles, cada vez más rápidos, existiendo auténticas brechas generacionales.
Actualmente nos enfrentamos a una nueva generación “tecnológica”, que tiene muchas cualidades, pero a nivel humano y de interrelación social es un auténtico desastre.
Los primeros frutos ya se están recogiendo, los niños adictos a la tablet. Lo que empezó siendo un juego que les entretenía y les encantaba, se ha convertido en una obsesión que les resta tiempo para explorar otras inquietudes e incluso para relacionarse dentro de casa.
Ya hace un par de años están llegando adolescentes con problemas graves de adicción a los videojuegos, lo que produce un aislamiento respecto al entorno, atención en tunel, adicción, fracaso escolar y agresividad cuando les quitan su fuente de satisfacción. En algunos casos castigarles sin la consola, la tablet o el móvil puede llegar a episodios de violencia que incluyen rotura de puertas de patadas (no son niños de “hermano mayor” son simplemente niños con una severa adicción).
Somos responsables absolutos de esta situación. Cada vez es más frecuente ver a padres que se reúnen con amigos o familiares y al niño que está en el carrito le dan el móvil para que se distraiga. Niños que no caminan y que se entretienen durante horas. Puede parecer perfecto: como se distrae el niño, se le puede llevar a cualquier sitio! (nos sentimos unos cracks, y estamos haciendo una perfecta burrada).
En primer lugar: los videojuegos se caracterizan por música y pantallas de colores brillantes que mantienen su atención constantemente sobre el objeto: ya les puede pasar al lado un oso con palmera que ni se van a fijar (y lo más probable es que les importe un pimiento el oso). El mundo, los objetos, las situaciones, no son un videojuego, son más lentas y no tan cromáticas, además de no tener esa música estridente estudiada para engancharlos aún más. Como resultado, la vida y lo que conlleva no es interesante para los niños, no es trepidante.
Los niños están poco interesados en lo que los mayores les puedan contar, y los mayores se han acomodado a que el niño esté como un mueble pegado a su maquinita”, tal vez dejándoles tiempo a ellos mismos para estar pendientes de sus redes sociales.
A los 7 años ya son “youtuber” y viven en una paralela.
La pregunta es: si esos niños se van saltando etapas en las que determinados juegos son importantes para su crecimiento intelectual y para ir adquiriendo destrezas, ¿cómo serán de mayores?. La etapa manipulativa (las famosas construcciones, pintar, el punzón), la del juego imaginativo (haciendo comiditas, organizando aventuras, construyéndose sus coches con cajas de cartón), los cuentos, escribir, leer, los juegos de mesa, etc), se van perdiendo al no ser tan llamativos para los niños, pero esos juegos cumplen una función importante para el desarrollo de muchas habilidades: destreza manual, resolución de problemas, comprensión del entorno, atención, desarrollo del vocabulario, tolerancia a la frustración, incorporación del niño a la vida social con adquisición de destrezas necesarias para el ) de habilidades sociales, etc.
Es necesario limitar el uso de la tecnología y adecuarla a la edad del pequeño. Cambiar el sonajero por un móvil es una tremenda burrada, y aunque parezca mentira, el juego de tirar cosas desde la trona, no es por fastidiar, el niño va adquiriendo nociones básicas sobre su mundo al observar algo tan sencillo como ver las cosas caer, el ruido que produce la caída, el tiempo que tarda en llegar al suelo.
Introducirles los alimentos dejando que los exploren: toquen, huelan, etc. Es bueno para que se familiaricen con su textura, para conseguir que lo incorporen al mundo de “sus cosas” y acepten comer alimentos más variados (lo de que jueguen con la comida es cuando se introducen los alimentos, no cuando tienen 15 años, claro).
En definitiva sería interesante un pequeño ejercicio de reflexión de los padres, un pequeño test que diría: si está con su hijo en una terraza de verano y se le acaba la batería del móvil, ¿que siente?
Me da igual, mi hijo no coge el móvil
Le doy un juguete de los que llevo preparados para él
Le distraigo, juego un poco con él, le llamo la atención sobre su entorno
Saco la batería portátil que tengo para estas ocasiones
Entro en pánico y me voy con el niño a casa
Si estás criando un niño tecnológico, piensa en las consecuencias en el futuro: el nivel de comunicación que puedes llegar a tener con él (vas a ser un perfecto desconocido), la relación que va a tener el niño con el mundo, por el que ha pasado con la nariz pegada a una pantalla, lo interesantísimo que le va a resultar estudiar, así sin música ni pantallitas, a pecho descubierto, y cual es el modelo de interacción que puede desarrollar ante este aprendizaje.
La tecnología es una herramienta fabulosa a nuestro servicio. No podemos dejar que se apodere de nuestros niños, porque si ya nos encontramos con problemas de adicción a la tecnología, yo no quiero ni pensar lo que va a ser dentro de 4 ó 5 años, con esta nueva generación del bebe con el móvil como principal cuidador