El anciano no cambia: el anciano intenta aceptar que el tiempo se acaba, que sus fuerzas están limitadas, sus déficits. Esto, en ocasiones hace que tomen actitudes de derrota: es sobre estas actitudes, sobre el afrontamiento de esta etapa de su vida donde trabaja el psicólogo, intentando que vean cada día como un regalo, como un espacio para disfrutar de algo simple, para descubrir que "cada día tiene su afán"