LA AUTOESTIMA

Poseer una autoestima adecuada es sin duda un gran factor para nuestra estabilidad emocional.

Todos tenemos defectos y virtudes, conocerlos y poder gestionar aquellas partes de nuestra personalidad que menos "nos ayudan", trabajar sobre ellas con confianza, permite que en la vida tomemos decisiones libres de prejuicios o de ataduras, eligiendo aquello que conscientemente consideramos adecuados, no dejándonos llevar por los demás, por nuestra falta de confianza producto de no querernos, de no tener una valoración positiva sobre nosotros.

La baja autoestima supone un problema que en ocasiones es la raíz de trastornos psicológicos mayores, dado que el simple hecho de considerarnos "peores", o ver sólo nuestros defectos, nos puede hacer tener una visión catastrofista y desesperanzadora de la vida, y en ocasiones, elegir aquello que consideramos que nos merecemos según ese juicio negativo y no la realidad de nosotros mismos.

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AUTOESTIMA Y LA TRAMPA DE LA COMPARACIÓN

Las personas con una baja autoestima tienden a focalizar toda su atención en todos los aspectos negativos de su propia persona y en los aspectos positivos de las otras. Esta forma de "ver el mundo" les produce un gran sufrimiento, ya que siempre se consideran en desventaja con los demás, produciéndose un círculo vicioso de devaluación propia - sobrevaloración ajena - bajada de autoestima.

Estas personas tienden a compararse de forma constante con los demás. Ven en los otros cualidades utilizando la forma del "pars pro toto" (la parte por el todo), de esta forma, por ejemplo, una chica acomplejada por sus piernas ve a otra chica con piernas bonitas, y ya sólo con eso la considera superior a ella, sin fijarse en otros aspectos físicos o intelectuales de la persona.

De la misma manera minimizan sus cualidades, ya que en ellas no se comparan, dejándolas en un segundo plano o incluso negándolas.

A la hora de trabajar con las personas que tienen esta forma de compararse con los demás, es importante que aprendan a realizar una valoración realista de las otras personas, como primer paso, no centrándose en un detalle saliente en exclusiva, sino en el conjunto de la persona. 

Es importante también que exploren sus propias cualidades y se hagan conscientes de ellas.

Mediante técnicas de reestructuración cognitiva aplicadas a este tipo de distorsiones, se reconduce a la persona a ir potenciando sus cualidades, manejando lo que consideran sus puntos débiles, ya que en ocasiones se rinden antes de iniciar una lucha de superación, e ir paulatinamente descentrándoles del hábito de la comparación, una vez que descubren que este tipo de comparaciones es un trampa psicológica, al sobrevalorar los aspectos de otras personas simplemente por un detalle.